BP e Iberdrola invierten 137 millones en las 'paradas' de sus dos grandes plantas valencianas
El calendario ha querido que las dos mayores infraestructuras de suministro energético de toda la Comunidad Valenciana, la central nuclear de Cofrentes, propiedad de Iberdrola que supone cerca del 46% de la generación autonómica, y la refinería petrolífera de BP en Castellón, hayan parado casi de forma simultánea durante el mes de octubre y las primeras semanas de noviembre por razones de mantenimiento.
Unos parones programados que paradójicamente
multiplican la actividad alrededor de estos polos energéticos y que supondrán
una inversión superior a los 137 millones de euros en apenas unas semanas de
trabajos casi febriles para volver a enchufarse y retoma su producción en los
plazos previstos.
La primera en desconectarse fue la central eléctrica
de Iberdrola, que se desacopló de la red el pasado 6 de octubre para llevar a
cabo su parada técnica y los trabajos de recarga del combustible que utiliza su
reactor. Una operación que con esta ya ha realizado en 24 ocasiones en su
historia la nuclear valenciana. En su caso, estos trabajos se prolongarán
durante 40 días en que también se aprovecha para realizar inspecciones y
revisiones de mantenimiento preventivo en sistemas, equipos y componentes,
además de una serie de modificaciones de diseño para incorporar equipos más
modernos y técnicamente más avanzados para disponer de tecnologías.
El grupo energético llevará a cabo una inversión de
más de 24 millones de euros durante este periodo, con la contratación de 1.200
profesionales de más de 100 empresas, que refuerzan al equipo habitual de la
central, compuesto por unos 800 trabajadores, que es uno de los mayores polos
de empleo en el Valle de Ayora.
La refinería de Castellón por su parte detuvo su
producción el pasado 15 de octubre, tal y como realiza de forma programada
aproximadamente cada seis años para garantizar el mantenimiento y la puesta a
punto de las instalaciones. En su caso el parón está previsto que se prolongue
durante 52 días, aunque ni mucho menos la infraestructura permanecerá dormida.
De hecho, la propia multinacional energética explica que se trata de la parada
técnica de mayor envergadura realizada hasta la fecha.
En total, BP prevé realizar una inversión de 113
millones de euros (30 millones más que en la anterior), de los cuales cerca de
la mitad se destinan a nuevos proyectos y actualización de unidades existentes,
y el resto a la revisión y puesta a punto de más de 600 equipos del proceso
productivo de la planta castellonense. Hasta 4.000 profesionales y unas 150
empresas auxiliares intervendrán en este proceso, lo que supondrá una actividad
laboral de más de un millón de horas de trabajo.
En este caso, además la parada también tendrá un
significado histórico para el complejo petroquímico que opera desde 1967. La
compañía aprovechará para llevar a cabo los primeros trabajos necesarios para
iniciar la transición de la refinería y su transformación un hub de energía
integrada, que le convertirá en un gran polo de producción de hidrógeno verde
además de nuevos biocombustibles para sectores como la aviación.
Un proyecto que contempla una inversión total de más
de 2.000 millones de euros durante los próximos años para consolidar un núcleo
energético pensado no sólo para descarbonizar las operaciones de la refinería
de BP, sino también las de distintos sectores productivos de la Comunidad
Valenciana, como la vecina industria cerámica.
El complejo prevé albergar el mayor proyecto de
hidrógeno verde de la comunidad, de forma que pueda alcanzar al menos los 200
MW de producción en una primera fase, para llegar hasta 2 GW netos en el
futuro, manteniendo así el compromiso de BP con la provincia de Castellón y con
el objetivo incluso de exportar esa futura energía verde a países del centro de
Europa.
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