Bruselas facilita que el hidrógeno de origen nuclear se considere «verde»
La Comisión Europea (CE) facilitará que el hidrógeno
producido a partir de energía nuclear se considere «verde», tratamiento apoyado
por Francia y otros ocho países que afectará a las inversiones energéticas y
que amenazaba, de no haber sido así, el futuro despliegue del hidroducto H2Med
entre Barcelona y Marsella.
El Ejecutivo comunitario publicó este lunes dos
«actos delegados» que definen «bajo qué condiciones el hidrógeno, los
combustibles a base de hidrógeno u otros vectores energéticos pueden
considerarse como combustibles renovables de origen no biológico» al producirse
«a partir de electricidad renovable».
Bruselas considera hidrógeno renovable el que se
fabrique con un 90 % de electricidad renovable y clasifica el «hidrógeno bajo
en carbono» como aquel «que deriva de fuentes no renovables que produzcan al
menos 70 % menos emisiones de gases de efecto invernadero que el gas natural
fósil a lo largo de todo su ciclo de vida», lo que da cabida al hidrógeno de
origen nuclear.
La Comisión proporciona una metodología para
calcular las emisiones en la generación eléctrica, que incluyen «las emisiones
aguas arriba, las emisiones asociadas con la extracción de electricidad de la
red, el procesamiento y las asociadas con el transporte de estos combustibles
hasta el consumidor final».
Si la intensidad de emisión de energía eléctrica es
inferior a 18 gCO2eq/MJ, no es necesario probar ese ahorro de emisiones del 70
% y se puede tratar la «electricidad extraída de la red como totalmente
renovable sin estar sujeta a ciertos criterios.
Esto abre la puerta a la generación de hidrógeno a
partir de energía atómica, tanto para París como para Estocolmo pues la energía
atómica también tiene gran peso en la generación eléctrica de Suecia.
La Comisión atribuye a Suecia una intensidad de
emisiones de 4,1 gCO2eq/MJ y a Francia de 19,6 gCO2eq/MJ.
Pero Bruselas propone revisar, en concreto, el
cálculo de emisiones para la energía nuclear a partir de datos de Eurostat o de
otras fuentes acreditadas, por lo que Francia podrá recalcular su umbral.
Al aceptarse como «verde» el hidrógeno nuclear, este
queda exento del principio de «adicionalidad», que pretende evitar que se
aumente la capacidad de generación a partir de fuentes fósiles para destinar
esa electricidad a la producción de hidrógeno.
El principio de «adicionalidad» establece que los
electrolizadores (que sirven para separar el hidrógeno del oxígeno en el agua,
H2O) tendrán que «estar conectados a la nueva producción de energía renovable»,
es decir, no podrán nutrirse de instalaciones ya existentes y cuya electricidad
tenía previsto otros usos.
El objetivo es que «la generación de hidrógeno
incentive un aumento en el volumen de energía renovable disponible para la red»
para evitar que el hidrógeno canibalice la electricidad renovable, por lo que
se fijan criterios «destinados a garantizar que el hidrógeno renovable solo se
produzca cuando y donde haya suficiente energía renovable disponible».
En general, los proyectos de hidrógeno que entren en
funcionamiento antes del 1 de enero de 2028, en el que se espera que la
producción de electrolizadores escale, se considerarán en «fase de transición»
y se requerirá que esos dispositivos no tengan más de 36 meses.
Hasta el 1 de enero de 2030, los productores «podrán
hacer coincidir su producción de hidrógeno con sus energías renovables
contratadas mensualmente», si bien los Estados miembros podrán introducir
reglas más estrictas a partir del 1 de julio de 2027, agrega el Ejecutivo
comunitario.
La definición comunitaria del hidrógeno «verde» se
aleja de la postura defendida por España y Alemania, que querían desterrar la
nuclear de la producción de hidrógeno -el llamado hidrógeno rosa- y limitar la
etiqueta «verde» al de origen exclusivamente renovable de la electricidad.
El hidrógeno verde no es comercialmente viable en la
actualidad, pero se espera un desarrollo fulgurante hasta alcanzar los 10
millones de toneladas producidas en territorio comunitario en 2030, el
equivalente al 14 % de la producción eléctrica de la UE, para lo que se
necesitarán 500 teravatios-hora (TWh).
Las definiciones alumbradas este lunes por la
Comisión Europea están directamente relacionadas con la Directiva de Energía
Renovable (RED 3), que actualmente negocian el Consejo (países), el Parlamento
Europeo y la Comisión, que había quedado suspendida a expensas de que la
Comisión publicara las definiciones técnicas necesarias, con un año de retraso,
y que se retomará este martes.
Esa directiva plantea que el 42 % del hidrógeno
utilizado en la industria en el horizonte de 2030 se produzca con energías
renovables y el 60 % en 2035.
ESPAÑA
Por su parte, el Ministerio para la Transición
Ecológica español rechaza que el hidrógeno bajo en carbono, como el de origen
nuclear, esté entre los objetivos de energías renovables de la UE, como
pretende Francia, que ha advertido que si no se considera «limpio», peligraría
el proyecto de hidroducto Barcelona-Marsella.
Francia mostró su inquietud el pasado viernes por
las reticencias de España y Alemania para apoyar su propuesta para que la UE
considere «limpio» el hidrógeno producido con electricidad de centrales
nucleares, y advierte de que, en caso contrario, el proyecto de hidroducto
Barcelona-Marsella estaría en peligro.
Fuentes del Ministerio de la Transición Ecológica
francés indicaron el pasado viernes a EFE que sin la aportación de la energía
nuclear, no se podría inyectar el hidrógeno necesario para rentabilizar el
conducto y no se podría construir.
Además, señalaron que Alemania y España han
reconocido como limpio el hidrógeno producido con electricidad nuclear por sus
bajas emisiones de carbono y remitieron a la declaración de la cumbre
francoespañola del 19 de enero en Barcelona, en la que participaron el
presidente francés, Emmanuel Macron, y el presidente del Gobierno español,
Pedro Sánchez.
Sin embargo, fuentes del Ministerio para la
Transición Ecológica han indicado a EFE este lunes que en la negociación de la
nueva directiva europea de energía renovables RED III la posición del Gobierno
español es «clara y bien conocida desde el principio».
Afirman que España rechaza considerar los
combustibles bajos en carbono entre las energías renovables y recuerda que hay
una petición a la CE por parte de algunos estados miembros, entre ellos
Francia, para que el hidrógeno bajo en carbono esté, entre los objetivos de la
UE, para las energías renovables.
Una opción que recuerdan rechaza España, junto a
otros socios de la UE, como Alemania, e insisten en que la apuesta del Gobierno
de España «siempre ha sido y seguirá siendo el desarrollo de las energías
renovables».
Las mismas fuentes han reiterado la voluntad del
Gobierno español de seguir trabajando con Francia y el resto de socios de la UE
para alcanzar soluciones compartidas en este asunto que den acomodo a las
distintas realidades de los países, pero asumiendo que los combustibles bajos
en carbono no pueden ser equivalentes a los combustibles de origen renovable.
ALEMANIA
Por su parte, el Ejecutivo alemán incidió este lunes
en su postura de que el hidrógeno nuclear no es hidrógeno verde, al tiempo que
subrayó que el objetivo de todos los gobierno de la Unión Europea como primer
paso es «poner en marcha la economía del hidrógeno».
«Tenemos una clara postura al respecto. En nuestra
opinión, la energía nuclear no es una energía renovable y el hidrógeno
producido a partir de la energía nuclear no es un hidrógeno renovable, no es un
hidrógeno verde», declaró en una rueda de prensa ordinaria Robert Säverin,
portavoz de Economía.
Agregó que esta postura, conocida por todos, es la
que Alemania defenderá en el debate en torno a la revisión de la directiva
europea sobre energías renovables.
Recordó, además, que la directiva sobre energías
renovables es derecho europeo y que por lo tanto, una vez revisada, de
aplicación en los diferentes estados de la UE.
El portavoz del gobierno, Steffen Hebestreit, dijo
por su parte que en términos generales, «la aspiración de todos los gobierno de
la UE es poner en marcha la economía del hidrógeno».
El portavoz del Gobierno alemán Steffen Hebestreit.
EFE/EPA/Andreas Gora / POOL/ Archivo
«El hidrógeno es el gas del futuro con el que queremos
alcanzar todos nuestros ambiciosos objetivos de protección del clima, y por eso
en un primer paso es importante ahora ponerlo en marcha», señaló.
El segundo paso, y que para Alemania es igual de
importante desde el principio, agregó, es que sea posible alimentar la red
desde fuentes renovables, aunque en este caso hay países que tienen prioridades
diferentes, dijo.
En ese sentido, se mostró convencido de que «la
disputa en estos momentos realmente no es tan fuerte» en cuanto a si se
considera que lo que hay es hidrógeno rojo, azul o verde.
«Lo que es importante es que ahora logremos en lo
que respecta a la economía del hidrógeno el impulso que necesitamos y que
después, en un tiempo previsible podamos pasarnos todos también a esta variante
de fuente de energía», agregó.
Recordó que entre los gobiernos alemán y francés
existe un acuerdo en el que ambos han expuesto «sus respectivas posturas
divergentes» sobre el uso de la energía nuclear y también declarado que «cada
uno considera esta cuestión en base a estos respectivos puntos de vista
divergentes».
Se refirió asimismo al proyecto de hidroducto
«acordado entre España, Portugal y Francia y que transcurrirá a través de
España hasta territorio francés, lo que, dijo, no implica a Alemania.
«Pero lo que compartimos en gran medida, y también
la parte española y la parte portuguesa acogen con satisfacción, es que la
construcción de este conducto se amplíe hasta Alemania», señaló.
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