La energía, la gran asignatura pendiente de Europa
Si una cosa demuestra el conflicto de Ucrania es que
no era un buen negocio para Europa depender energéticamente de Rusia, porque
ahora Vladímir Putin cuenta con un as bajo la manga en la guerra económica que
mantiene con Occidente. La Unión Europea importa casi todo el petróleo y gas
que consume. En el caso del petróleo, un 30% viene de Rusia, y un 41% del gas,
también. Este porcentaje, sin embargo, no es homogéneo a toda la Unión. De
hecho, hay países que importan un 100% de su gas en Rusia, como por ejemplo
Letonia y la República Checa, y otros, como Alemania, son fuertemente
dependientes, con un 65%. En cambio, Estados Unidos se puede permitir el lujo
de prohibir las importaciones de petróleo y gas rusos porque representan una
parte pequeña de su mercado (un 8%) y lo pueden compensar con otros proveedores
(¿Venezuela?, ¿Irán?) o aumentar su propia producción.
La Unión Europea ya se había marcado el horizonte de
2050 para dejar de consumir energías de origen fósil y ser autosuficiente desde
el punto de vista energético, pero el conflicto con Rusia demuestra que esta
transición se tendrá que hacer de manera mucho más rápida. De alguna manera,
Occidente había pensado que, siendo unos buenos clientes de Rusia e
integrándola en el comercio mundial Moscú, ya no tendría incentivos para
convertirse en una amenaza para la orden internacional y aplacaría sus ansias
expansionistas. La experiencia, sin embargo, demuestra que no ha sido así y
Europa tiene que prepararse ahora para deshacer parte del camino que se había
emprendido.
La decisión más drástica en este sentido la ha
tomado Alemania paralizando la construcción del gasoducto Nord Stream 2, que
tenía que transportar gas directamente desde Rusia a Alemania a través del mar
Báltico. En realidad, lo que buscan a corto plazo las sanciones y estos gestos
es hacer rectificar a Putin o, si no es posible, hacerlo caer. Se trata de hacer
entender a los oligarcas rusos y a su población que el coste de mantener a
Putin en el poder será un regreso a la autarquía y un empobrecimiento general.
Si se produjera este escenario, el de la caída de Putin y su sustitución por un
gobierno dispuesto a respetar la soberanía ucraniana y a llegar a acuerdos con
Occidente, sería relativamente fácil volver a la colaboración previa a la
invasión. Pero, incluso en este caso, la lección para Europa estaría clara: sin
autonomía energética siempre dependerás de un tercero.
Pero la UE también se tiene que preparar para un
escenario en el que esto no pase, el conflicto se enquiste y haga falta en
algún momento prescindir del gas y el petróleo rusos. Es más, en el horizonte
también habría que prever como reducir la dependencia de China, que todavía
está valorando qué grado de apoyo ofrece a Putin y qué puede sacar de todo
esto. Una vez se ha visto que la economía de mercado no lleva por sí sola a la
democracia liberal, son estas las que se tienen que hacer valer ante el modelo
autocrático que representan, precisamente, Rusia y China. E igual que ahora
nadie duda que se tienen que poder fabricar mascarillas y respiraderos en
Europa, también habrá que hacer el mismo en otros ámbitos que se consideren
estratégicos. Empezando por la energía, la gran asignatura pendiente.
https://es.ara.cat/misc/energia-gran-asignatura-pendiente-europa_129_4301471.html
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